martes, 8 de mayo de 2012

Reencuentro con la escritura

Tengo este blog totalmente abandonado. Cuando me vine a vivir a Argentina me fijé el propósito de utilizar este espacio para narrar las experiencias de mi nueva vida. Para poder compartir con todos vosotros mi adaptación y la de mi familia a este nuevo país. 

  Hoy, no sé por qué motivo, he vuelto a entrar en el blog. Una especie de nostalgia se ha apoderado de mí releyendo las palabras escritas durante esos días. También he sentido algo de rabia por no haber cumplido con mi idea  y haberme dejado llevar por la desidia.

Estoy leyendo una especie de autobiografía de Haruki Murakami (De qué hablo cuando hablo de correr).  Haruki menciona tres cualidades necesarias para ser escritor: Talento, concentración y constancia. Desde siempre sé que talento no tengo. Es algo con lo que se nace y únicamente algunos privilegiados pueden disponer de ello. 

Constancia y concentración son cualidades que se pueden entrenar y que se pueden ir mejorando con los años. Por ejemplo Haruki habla de que él escribe todos los días del año entre cinco y seis horas.
Yo me he puesto un reto, escribir entre media hora y una hora casi todos los días del año.  Sé que nunca escribiré nada interesante, sé que jamás conseguiré que una sola frase mía sea publicada. Pero  también sé que el acto de escribir me ayuda a desconectar. Me ayuda a olvidarme (aunque sea por un rato) de mis problemas y de mi quehacer diario.

Siempre que me enfrento al teclado (escribo en el ordenador porqué me he olvidado de escribir a mano)  me encuentro con los mismos problemas. El primero y más difícil de solventar es encontrar un tema sobre el que escribir. Si no hay tema no hay escritura. En la mayoría de ocasiones desisto… tengo infinidad de documentos archivados con no más de dos líneas escritas. Cuando por fin hay tema, se empiezan a presentar infinidad de dudas. Buscar la palabra adecuada, el tiempo verbal correcto, incluso si narrar la historia en primera o en tercera persona.

Durante estos primeros meses en Argentina he sido incapaz de escribir dos palabras seguidas. Pensé que un cambio de vida tan radical sería una fuente infinita de temas para escribir. Pensé que el enfrentarme a situaciones desconocidas provocaría una fluidez de palabra y una inspiración renovada. No ha sido así. Durante estos meses he estado seco como un manantial en verano.  

Hoy me he vuelto a enfrentar al teclado…  hoy espero poder volver a escribir.

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