Despierta un nuevo día. Un día gris donde inmensas nubes amenazan con mojarlo todo. Al igual que mis párpados, repletos de lágrimas secas que anuncian una lluvia interior. Una de esas lluvias que no calan pero que reverdecen los pequeños sentimientos que habitan en lo más profundo de uno.
En un día así sólo te apetece parar y sentir. Sentir cualquier detalle que en un día común te pasaría inadvertido. Sentir que quizá una simple palabra de aliento o una sonrisa sincera pueden ayudar a alguien a sentirse mejor. Sentir que puedes amar y que puedes ser amado.
Hay días que temes tus propios sentimientos. Te alejan demasiado de la realidad. Sientes que vives en un sueño que nada tiene que ver con el mundo que habitas. Y te da miedo. Sientes pavor de ser diferente, de que nadie te comprenda, de que tus sentimientos estén pasados de moda.
Quieres salir corriendo, arrancar a dentelladas cualquier brote que resurja. Acabar a hachazos con un corazón traicionero que consigue que todo tu cuerpo se transforme en un escalofrío. Hasta que finalmente te quedas quieto, observando esos sentimientos que estremecen tu alma, y descubres que, a pesar de que para el diccionario melancolía y tristeza son sinónimos, no te sientes triste.
Porque los días como hoy no son más que alarmas que te manda tu ser más interior para evitar que la verdadera vida se te escape entre las manos. Y aunque en demasiadas ocasiones tienes miedo de no ser la solución, de no dar la talla, los días que rebosan melancolía te ayudan a valorar todo lo que tienes por simple que le pueda parecer al resto del universo.
Nostalgias, recuerdos y añoranzas son los que hoy me dominan. Se han apoderado de mi corazón que en demasiadas ocasiones permanece ausente. Te das cuenta de que son estos días los que te ayudan a despertar de un letargo que ya dura demasiado. Te das cuenta de que las risas sinceras de tus hijos son las que te alimentan. Te das cuenta de que la mirada honesta de tu esposa es la que te fortalece… Y sí. Te das cuenta de que, a pesar de tus temores, es este el mundo que quieres. Una mundo que a muchos les puede parecer simple y aburrido. Pero que en definitiva, es tu mundo, el mundo que has elegido.
Pedro no entendí la parte en que ayer, antes de la clase de teatro, me dijiste que lo tuyo no era escribir... Claro está que lo hacés, y de manera muy bella! Me gustó muchísimo!!
ResponderEliminarPedrito cada día que pasa, me gusta mas leer lo que escribís....No lo dejes nunca.... y me doy cuenta que lo que ahora sentís, yo ya lo he pasado, y como decís,,, es el mundo que elegí!!!!!!
ResponderEliminarLos quiero muchísimo y seguí adelante, pues aunque estos días, de vez en cuando afloran, te das cuenta que vas por el buen camino, porque estas siguiendo tu corazón!!! Y de esa forma nunca te arrepentirás....Un beso enorme